Y yo solo digo lo que pienso, porque solo pienso en ti.

Mi corazón roto, por tu culpa, ¿por quién iba a ser si no? Ese puto once de octubre de dos mil once nunca se me olvidará, o puede que sí con el tiempo, no lo sé, todo dependía de ti, pero tú lo dejaste ir, al igual que a mi.
Los recuerdos al cabo del tiempo se olvidan, al igual que las personas que dejamos en el recuerdo, las dejamos en el pasado, y en algunas ocasiones se quedan allí para siempre, en otras ocasiones vuelven al presente, a veces para hacernos daño, mucho. Pero hay otras veces que vienen para ayudarnos cuando más lo necesitamos.
En este caso tú volverías para hacerme daño y no para ayudarme, lo sé, lo poco que te conozco me ha servido para darme cuenta de lo que eres y quien eres.

Experta en fingir sonrisas y llorar en un segundo.

En estos momentos me gustaría olvidar que existo, puede que también me gustaría que volviera al pasado para revivir todos esos recuerdos que siempre quedarán aquí conmigo, nunca se olvidarán. Siempre me quisiste de reserva, pero que sepas que conmigo no se juega.
Yo me rendí, te entregué todo lo que tenía. Yo odio quererte, odio amarte tanto como ahora, pero cuanto más te odio, más te quiero. ¿Por qué suceden estas cosas? Dime por qué, yo aún no lo sé, y no puedo averiguarlo. Solo necesito que me des una pista. Tan solo una, nada te cuesta. Y por si no lo sabes aún, lo daría todo por ti, iría al fin del mundo si te hubieses quedado allí atrapado, tú en cambio no harías nada por mi, ni siquiera darme aquel puto abrazo que me dijiste. Yo seré cobarde, pero tú lo eres aún más, sucio mentiroso.